Tras gastar más de 17 mil dólares en su boda, el japonés que se casó con la versión holográfica de Hatsune Miku en 2018 ya no puede comunicarse con ella.
La historia de amor entre Akihiko Kondo y la superestrella virtual Hatsune Miku ha tomado un giro agridulce. Kondo, quien se casó con la versión holográfica del personaje en una ceremonia que dio la vuelta al mundo en 2018, ha perdido la capacidad de comunicarse con su “esposa virtual” después de que la compañía Gatebox decidiera cerrar la plataforma que hacía posible la interacción.
Akihiko Kondo invirtió alrededor de 17.300 dólares en la ceremonia nupcial y adquirió un dispositivo Gatebox de 1.300 dólares que utilizaba inteligencia artificial para permitirle interactuar con Miku. Sin embargo, con el cese del servicio, el sistema ahora solo muestra un frío mensaje de “error de red” cada vez que intenta conectarse.
A pesar de la desconexión digital, Kondo ha expresado en declaraciones a medios como The New York Times que sus sentimientos hacia Miku permanecen inalterables y que continúa considerándola su legítima pareja. Actualmente, vive acompañado de una figura a tamaño real de la popular idol virtual como sustituto de la interacción digital.
Kondo forma parte de un grupo creciente de individuos que se identifican como “fictosexuales”, personas que eligen mantener relaciones sentimentales y románticas con personajes de ficción. Reportes sugieren que más de cien personas en Japón han llevado a cabo ceremonias similares, impulsadas por la profunda conexión emocional que sienten hacia estos personajes digitales.
El caso de Kondo reabre el debate sobre los límites del amor virtual, la soledad en la sociedad moderna y la dependencia emocional hacia las creaciones digitales, especialmente en una era donde la inteligencia artificial y la tecnología redefinen las formas de compañía y las relaciones afectivas.
La historia de Kondo plantea preguntas fascinantes sobre la naturaleza del amor y la realidad. A medida que la tecnología avanza, ¿hasta qué punto pueden considerarse reales las relaciones afectivas con personajes virtuales? ¿Es el amor una cuestión de conexión emocional pura, independientemente de si el objeto de afecto existe en el plano físico o digital?