Los datos revelan que la mayoría del público exige que el “fanservice” y la desnudez tengan un impacto directo en la clasificación por edad de las series y películas.
La popularidad del anime en el Reino Unido ha alcanzado cifras récord, representando casi una cuarta parte de todo el contenido físico clasificado en 2025. Sin embargo, este éxito viene acompañado de una creciente preocupación social. Según un nuevo estudio del organismo oficial de clasificación, el British Board of Film Classification (BBFC), un abrumador 88% de la población considera que el anime supone un “riesgo para la protección infantil” si no cuenta con las advertencias de edad apropiadas.
El informe, elaborado a partir de encuestas a más de 2,000 personas, se centra especialmente en la percepción del contenido sexualizado, conocido como fanservice. Los resultados son claros: el 81% de los encuestados cree que las escenas sexuales en la animación tienen el mismo efecto que en el cine de acción real. Además, casi 8 de cada 10 personas opinan que la presencia de fanservice debería elevar automáticamente la clasificación de una obra.
El público también hizo una distinción importante. Un 69% exige restricciones más severas para lo que el estudio define como “desnudez sexualizada” (planos prolongados, ángulos de cámara sugerentes), en comparación con una desnudez más natural o contextual. La representación de personajes con apariencia o comportamiento infantil en situaciones sexualizadas fue señalada como una preocupación particular.
David Austin, director ejecutivo del BBFC, anunció que el organismo colaborará con el regulador de medios Ofcom y con los servicios de streaming para garantizar que las clasificaciones sean consistentes en todas las plataformas. Esta postura se alinea con decisiones recientes del BBFC, que ha aplicado clasificaciones restrictivas (etiqueta “15”) a populares películas de anime como Chainsaw Man – The Movie: Reze Arc y Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba Infinity Castle por su violencia gráfica.
Este informe llega en un momento de gran penetración del anime en el mercado británico. El hecho de que represente el 24% del contenido físico clasificado subraya la importancia del debate sobre cómo se evalúa y cataloga. La discusión plantea una pregunta clave para la industria y los aficionados: ¿se está aplicando un criterio más estricto al anime que a otras producciones, o es una medida necesaria para proteger a la audiencia más joven en un panorama de consumo cambiante?
¿Tú qué opinas? ¿Crees que estas exigencias responden a una mayor conciencia sobre la protección del menor o podrían llevar a una censura excesiva del medio?